Gaga queda desdibujada

Lady Gaga se muestra ansiosa por captar el sonido del momento. Aunque queda desdibujada en un follón de ideas, sigue siendo la reina del pop comercial... por falta falta de adversarias.

Valgan los recientes premios MTV celebrados en Ámsterdam (sí, los del porro de Miley Cyrus) como termómetro del preocupante nivel del pop comercial actual. Los galardones entregados a viejas glorias ya caducas (Beyoncé) o a jovencitos mediocres (Justin Bieber) sólo se explican por la total ausencia de algún artista capaz de jugar con la maquinaria de la industria con una pizca de talento, picardía, originalidad, visión y coraje. Son los atributos con los que irrumpió hace cinco años Lady Gaga, que ahora entrega su tercer disco.

ARTPOP tiene un mensaje claro y no es otro que el de subrayar la distancia que la separa de sus perseguidoras. Ante la estrategia imperante de apostar por lo cutre y lo zafio, ella cita a Andy Warhol y Sandro Botticelli, se promociona junto a Marina Abramovic e incluye en los créditos a Sun Ra (al parecer, Venus está inspirada en su Rocket Number Nine Take Off For The Planet Venus, de 1966).

Pero no nos engañemos. La autora de Alejandro no es ni será nunca un referente de la alta cultura. Sí es alguien muy hábil a la hora de aglutinar sensibilidades y vender mensajes en apariencia subversivos (el culto a lo diferente) que calan en la masa juvenil. Aquí vuelven sus grandes temas: la tentación de la fama y la necesidad del placer, el conflicto entre identidad e imagen, la salvación a través de la superación personal.

Lo importante en estos discos al final siempre son los singles y ahí es donde cojea el asunto: Applause es más bien flojita y el dueto con R. Kelly en Do What U Want está bien traído, pero no puede competir con Just Dance o Bad Romance. 

Las sorpresas llegan cuando se aleja de sus tics habituales (ese batiburrillo de eurodance, Madonna y rock hortera), como en el baladón Dope (producido por Rick Rubin) y el rap sucio de Jewels N'Drugs. El primer tema, Aura, termina siendo una buena síntesis del disco: ansiosa por captar el sonido del momento, Lady Gaga queda desdibujada entre un follón de ideas que al final no se disfrutan. El trono sigue siendo suyo, pero por falta de adversarias. Fuente: pincha aquí