Lady Gaga, orgasmo en la montaña

“Nunca he sido feliz al lado de un hombre”. “Me tapo mucho la cara cuando tengo un orgasmo, como si me avergonzara o algo por el estilo”. “Una vez un hombre me dijo: Vas a morir sola en una casa más grande de lo que te imaginas, con todo tu dinero y tus éxitos, pero en soledad”. Todo esto y más ha declarado Lady Gaga a Vanity Fair, para dejar una vez más al mundo con la boca abierta.

Sin embargo, de nuevo no hay nada nuevo bajo el sol. Porque para la cantante de “Bad Romance” el trabajo sigue siendo lo primero. Ni siquiera el dinero. El trabajo y las satisfacciones relacionadas con la consecución de metas, cuando más altas mejor. El sexo es sólo un eslabón en su larga cadena de ocupaciones y divertimentos. El principal de los cuales consiste en realizarse profesionalmente, escalar hasta alcanzar la cima de la montaña más elevada y plantar allí bandera.

La intensa vida diaria de la que ha sido considerada por la revista Forbes como la nueva Reina del Pop está fundamentalmente enfocada en sus logros artísticos, en su trascendencia como icono cultural. Está dirigida a fomentarlos. Subordinada a su consecución. Y todos aquellos, hombres o mujeres, que no han entendido esto en profundidad, han quedado y quedarán en la cuneta de su carrera hacia la gloria. Es decir, prácticamente todos.

¿Es Lady Gaga una calculadora sin escrúpulos, una especie de témpano de hielo? No tan frío como para que nunca se derrita. Pero su condición de workaholic y creadora fascinada ante su propia trascendencia la lleva “de la mano y corriendo”, colocando siempre el sexo, incluso el amor, en un segundo plano.